martes, 24 de agosto de 2010

Inodoro Pereyra - Fontanarosa

Apareció por primera vez a fines de 1972, en la revista de humor popular Hortensia, de Córdoba, una usina de talentos de la época. La historieta era, originariamente, una parodia en la que se exageraban los giros lingüísticos y los estereotipos terruñales, concretamente no se parodiaba al gaucho en sí sino a ciertos gauchos ficticios precedentes en las historietas (Santos Leiva, Lindor Covas "El Cimarrón", El Huinca o Fabián Leyes entre otros); además era, gráficamente, más elaborada. En toda esa etapa, Inodoro se convertiría en anfitrión pampeano de diversos y extraños visitantes, mientras se perfilaba, ya como una constante, el que sería su ladero insuperable: el Mendieta, un perro parlante que acompañaría a su amo en sus andanzas, compartiendo con él razonamientos y acuñando frases memorables, como "negociemos, Don Inodoro", "qué lo parió", etc. Luego pasó por las revistas Mengano y Siete Días, con aventuras por entregas, donde Mendieta (quien, según relató una vez, en realidad era un "cristiano emperrado por un inoportuno eclipse de luna") ganará letra y estatura de coprotagonista. Ahí crece la peripecia en episodios de largo desarrollo y falso suspenso de folletín, con el héroe siempre en busca de nuevas aventuras. Finalmente, en 1976 Inodoro se instala junto a su compañera, Eulogia Tapia, y el Mendieta, en el diario Clarín de Buenos Aires, en donde vuelve a publicarse en forma de historias unitarias, alejándose progresivamente del vértigo aventurero y con el incremento de una esgrima verbal mayor, sutil, y sin pausa (cuadro a cuadro). El estilo del dibujo de esta historieta sufrió un notable cambio tras 1975; hasta entonces y desde 1972 los personajes eran dibujados delgados, con trazos agudos y contrastes llamativos, a partir de 1976 Inodoro Pereyra aparece con un dibujo que le da expresión blanda mientras su compañera "La Eulogia" deja de ser una joven estilizada para pasar a ser una matrona ampulosa y algo torpe. Luego de pasar por diferentes secciones, la historieta se incorpora a Viva, la revista dominical del matutino. Es ahí donde Inodoro se aquieta, anclado en su rancho de adobe (con un único árbol), con su mujer, su perro y su chiquero, los que serían sus únicas posesiones. Las tiras de Inodoro Pereyra fueron también publicadas en forma de libro por Ediciones de la Flor. A diferencia de lo que ocurre en otras historietas, en estas tiras el remate suele ser secundario, dado que el efecto humorístico no se sintetiza exclusivamente en el final sino en la vertiginosa acumulación de chistes previa: el ideal es una ocurrencia por cuadrito (sobre todo desde que comenzó a publicarse en forma de historias unitarias). Tanto el remate como muchos de los chistes intermedios están a cargo de Mendieta, que funciona como la conciencia sensata en estas historias de humor errático y absurdo. Además, la comicidad de esta tira reside en el lenguaje, ya que Inodoro Pereyra realiza muchos juegos de palabras.

















Patoruzu - Dante Quinteros

Al hacer las historietas de Patoruzú,quinteros les entregó por escrito un extenso y minucioso perfil del personaje, una especie de decálogo del que no podían apartarse ni un milímetro. Estas fueron algunas de sus instrucciones:

" Patoruzú es el hombre perfecto, dentro de la imperfección humana, o sea que configura el ser ideal que todos quisiéramos ser. La bondad de este indio noble puede alcanzar limites insospechados, pero no confundamos su credulidad y su ingenuidad con la necedad del lelo. Generoso hasta el asombro, su inmensa fortuna es, antes que suya, de todo aquel que la necesite. Patoruzú sale invariablemente en defensa del débil y por una causa noble se juegCuando guionistas y dibujantes empezaron a colaborar en la editorial para a integro, sin retaceos. Impulsivo y arrollados, no mide los riesgos que pueda correr su integridad física, como tampoco repara en las trampas que puedan tenderle la serie de truhanes que le salen al paso. Patoruzú es un hombre puro, simple y sencillo; sobrio, estoico, buen creyente y, aunque seguro de sí mismo, sumamente modesto. Es extrovertido y de una aguda sensibilidad, dentro de su marcado carácter masculino. Sin necesidad de caer en lo "sexy", Patoruzú no debe permanecer marginado de la relación normal hombre-mujer. Cuando lo requiera la exigencia argumental, Patoruzú se revelará ante el lector como permeable al atractivo femenino y, si su impulso es conducirse de acuerdo a su sexo, su complejo de fealdad física y su pudor ante el sexo opuesto le impondrán cierto freno a sus exteriorizaciones amorosas lo que, bien manejado, puede dar lugar a incidencias humorísticas. Estas situaciones deberán ser tratadas por el guionista con tacto y buen gusto.

A propósito del poder sobrehumano del indio Patoruzú, este emana de una misteriosa fuente de energía que proviene de lo más recóndito de sus orígenes. Es como si toda la enigmática fuerza de su raza, de sus antepasados, acudiera en su auxilio cuando necesita de esa arrolladora energía para hacer triunfar el bien sobre el mal. En el fondo, su condición de imbatible no es más que un símbolo, si se quiere, esotérico y mítico. Patoruzú traspone las fronteras de lo humano para transformarse en un símbolo del bien, Sin embargo se recomienda al guionista no abusar de los recursos inverosímiles, esto podría con el tiempo, ir alejando al lector del clima de realismo que en lo posible debe vivir cuando lee nuestras historietas. En consecuencia, fuera de esta facultad de poder sobrenatural, la que será manejada discrecionalmente, Patoruzú debe ser considerado como un ser absolutamente normal".


Clemente - Caloi

Clemente nace en el año 1973. En sus principios acompañaba al motorman de tranvía Bartolo (aunque sería mejor decir motor man de tramway o, según Clemente, de trangüei). No era exactamente un pájaro,pero podía volar. Aunque no tenía alas, ni brazos. En esas primeras aventuras. el tranvía se movía como loco, volaba, se achicaba o se agrandaba. Y sobre todo había nostalgia. Después el Clemente (especie ignota) crecería, perdería el pico pero no las mañas. Se haría más adulto, más canchero- Y sólo de vez en cuando volvería a visitar los zócalos de la nostalgia barrial, aquí tan claros.




















martes, 17 de agosto de 2010

La musica Argentina




Folklore

La música folklórica de Argentina tiene una historia milenaria que encuentra sus raíces en las culturas indígenas originarias. Tres grandes acontecimientos histórico-culturales la fueron moldeando: la colonización española (siglos XVI-XVIII), la inmigración europea (1850-1930), la migración interna (1930-1980).

Aunque estrictamente "folklore" sólo es aquella expresión cultural que reúne los requisitos de ser anónima, popular y tradicional, en Argentina se conoce como folklore o música folklórica a la música popular de autor conocido, inspirada en ritmos y estilos característicos de las culturas provinciales, mayormente de raíces indígenas y afro-hispano colonial. Técnicamente, la denominación adecuada es música de proyección folklórica de Argentina.

En Argentina, la música de proyección folklórica, comenzó a adquirir popularidad en las década de 1930 y 1940, en coincidencia con una gran ola de migración interna del campo a la ciudad y de las provincias a Buenos Aires, para instalarse en la década de 1950, con el boom del folklore, como género principal de la música popular nacional junto al tango.

En las décadas de 1960 y 1970 se expandió la popularidad del folklore argentino y se vinculó a otras expresiones similares de América Latina, de la mano de diversos movimientos de renovación musical y lírica, y la aparición de grandes festivales del género, en particular del Festival Nacional de Folklore de Cosquín, uno de los más importantes del mundo en ese campo.

Luego de ser seriamente afectado por la represión cultural impuesta por la dictadura instalada entre 1976-1983, la música folklórica resurgió a partir de la Guerra de las Malvinas de 1982, aunque con expresiones más relacionadas con otros géneros de la música popular argentina y latinoamericana, como el tango, el llamado rock nacional, la balada romántica latinoamericana, el cuarteto y la cumbia.

La evolución histórica fue conformando cuatro grandes regiones en la música folklórica argentina: la cordobesa-noroeste, la cuyana, la litoralena y la surera pampeano-patagónica, a su vez influenciadas por e influyentes en las culturas musicales de los países fronterizos: Bolivia, sur de Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. Atahualpa Yupanqui es unánimemente considerado como el artista más importante de la historia de la música folklórica del Argentina.

Tango

El tango es un estilo musical y una danza rioplatense, característica de las ciudades de Buenos Aires y Montevideo, de naturaleza netamente urbana y renombre internacional. Musicalmente tiene forma binaria (tema y estribillo) y compás de cuatro cuartos (a pesar de que se le llama «el ritmo del dos por cuatro»). Clásicamente se interpreta mediante orquesta típica o sexteto y reconoce el bandoneón como su instrumento esencial.

La coreografía, diseñada a partir del abrazo de la pareja, es sumamente sensual y compleja. Las letras están compuestas con base a un argot local llamado lunfardo y suelen expresar las tristezas, especialmente «en las cosas del amor»,que sienten los hombres y las mujeres de pueblo, circunstancia que lo emparenta en cierto modo con el blues, sin que por ello opte para el tratamiento de otras temáticas, incluso humorísticas y políticas.

Enrique Santos Discépolo, uno de sus máximos poetas, definió al tango como «un pensamiento triste que se baila».

Rock de Argentina


De Wikipedia, la enciclopedia libre

El rock argentino (en Argentina rock nacional) es un género musical muy amplio aplicado a cualquier variedad de rock, punk, new wave y heavy metal argentino, entre otros estilos musicales. Sus mayores exponentes son Charly García, Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia, Gustavo Cerati, Andrés Calamaro, Celeste Carballo, Pappo, Ricardo Iorio, León Gieco, Fito Páez, Soda Stereo, Miguel Mateos, Virus, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, La Renga, Bersuit Vergarabat, Los Piojos y Sumo, Cielo Razzo, entre tantos otros.

El rock en Argentina comenzó a interpretarse en la segunda mitad de los años 60. En esta época comenzó a formarse un género musical que fue denominado "rock nacional" cuando varios grupos underground empezaron a componer canciones en español sobre los temas que preocupaban a los jóvenes de ese momento. Se trataba de una época en la que los militares bloqueaban sistemáticamente cualquier intento democrático. Durante las primeras décadas los grupos locales se dedicaban a cantar en español y en inglés canciones de rock and roll, propias o covers de éxitos internacionales, pero sin adquirir una identidad musical propia. Desde mediados de los 60 el rock argentino tuvo una evolución constante a través de los años 70 y los años 80, cuando se transformó en un género internacional.

El rock nacional en Argentina es cantado mayoritariamente en castellano y fue uno de los primeros en ser cantado masivamente en un idioma que no fuese el inglés y en alcanzar una extendida popularidad interna y luego internacional, convirtiéndose así en uno de los más importantes de habla hispana (junto al rock hecho en México) y el de mayor éxito comercial fuera de sus fronteras.

El ave nacional


- El Hornero


Es una ave que posee una merecida fama por su actividad trabajadora, por su sorprendente nido de adobe. Sobre su temperamento, podemos decir que es manso, de andar elegante y muy caminador.

Es infaltable su presencia en parques, plazas y otros espacios verdes, donde recorre con paciencia y esmero en busca de lombrices y otros invertebrados desprevenidos que caza con extrema habilidad.

Es un ave simpática, que no teme a las cercanías del hombre. Siempre anda en pareja y se instala lo mismo en un poste telefónico que en la cornisa de una casa.

Sus vuelos son, generalmente alrededor del nido, para buscar materiales para su construcción o alimento para los pichones, nunca se aleja, en el suelo anda a los saltitos. Mide entre diecisiete y veintidós centímetros de largo y pesa unos setenta y cinco gramos.

El hornero tiene una única compañera en toda su vida. El macho y la hembra cantan a dúo emitiendo agudos trinos que pueden oírse todo el año. El más conocido hornero de la pampa argentina es el hornero rojizo. Son grandes insectívoros, buscan su alimento en la tierra, entre las hojas o en los campos arados. Comen sobre todo insectos: mariposas y larvas de mariposas, hormigas, arañas, gusanos, langostas, escarabajos, de esta manera colaboran con el agricultor, ya que eliminan los insectos perjudiciales para las plantas.

AVE DE LA PATRIA: En el año 1928, un prestigioso diario de la Capital Federal hizo una encuesta entre los niños de las escuelas primarias sobre cuál debería ser considerada, por sus propiedades, por sus características, el "Ave de la Patria". Y que la encuesta tuvo gran éxito. Más de treinta y nueve mil respuestas llegaron a la dirección del diario. Salió primero el hornero, con 10.725 votos; segundo el cóndor, con 5.803; tercero, el tero, con 4.002; cuarto el ñandú, 3.327; quinto el chajá, con 2.724; sexto el chingolo, con 2.622, etc. Una de las niñas contestó en los siguientes términos: "Señor, yo creo que el hornero merece el título de "Ave de la Patria" porque habita en la mayor parte de nuestro inmenso país y posee más cualidades juntas que cualquier otro pájaro.

martes, 10 de agosto de 2010

Cine y Teatro

CINE ARGENTINO
El cine llegó a la Argentina apenas después de su lanzamiento en París, al poco tiempo ya empezaron a rodarse las primeras producciones nacionales. Entre otros atractivos, hubo pioneros mundiales en cine científico y de animación. Pero la verdadera industria comenzó recién en 1933, con la afirmación del cine sonoro.
Los buenos tiempos, cuando las películas argentinas se veían en toda Iberoamérica, duraron hasta comienzos de los años '50. Luego, el paulatino cierre de los grandes estudios, el crecimiento de la televisión, el anquilosamiento del cine popular, y el aislamiento de un cine de autor, impusieron otras reglas de juego.
Sobre esas reglas, el actual cine argentino se ha restringido en cantidad y en mercado, pero mantiene una especial calidad, internacionalmente reconocida.
La primera exhibición cinematográfica, con vistas de los Lumiére, ocurrió el 18 de Julio de 1896. Ya en 1894 había llegado el kinetoscopio y, a comienzos de 1896, un concesionario de kinetoscopios había experimentado proyecciones públicas con un aparato de su invención. En 1897 comenzó la importación de cámaras francesas, y un francés residente en Argentina, Eugene Py, se convirtió en el primer realizador y camarógrafo con el corto La bandera argentina.
En 1898, filmando sus propias operaciones quirúrgicas, el doctor Alejandro Posadas inició el cine quirúrgico. En 1900 aparecieron las primeras salas específicamente dedicadas al cine, y los primeros noticieros.
Desde entonces, cabe señalar los ensayos de cine sonoro en 1907; el primer filme de ficción con actores profesionales, La revolución de mayo, en 1910; el primer largometraje, Amalia, en 1914; el primer gran éxito, Nobleza gaucha (costó 25.000 pesos y recaudó medio millón en seis meses, sin contar copias piratas) en 1915; el primer largometraje mundial de cine de animación, El apóstol, en 1917; y la primer mujer directora de Latinoamérica, también en 1917.
Entre melodramas, policiales, cintas cómicas y temas camperos; durante el período mudo, se hicieron más de 200 películas; destacándose los asuntos de clima tanguero de Agustín Ferreyra. Sin embargo, nunca se organizó una verdadera industria, y ni siquiera se conservaron debidamente las películas.
La verdadera industria surgió con el cine sonoro, en 1933. Casi al mismo tiempo nació Argentina Sono Film, con Tango (donde debutaron Libertad Lamarque, Tita Merello y Luis Sandrini); y Lumiton, con Los tres berretines.



TEATRO ARGENTINO



En 1783 se creó en Buenos Aires la primer Casa de Comedias; el gestor de esta empresa fue el Virrey de las Luces, como se le llamaba al Virrey Vertiz. El teatro de La Ranchería desapareció por un incendio en 1792; allí se estrenó, tres años antes, Siripo de Manuel José de Lavarden, considerada la primera obra de un autor local. Cuatro años después del incendio de La Ranchería, se inauguró una nueva sala teatral, el Coliseo Provisional; y se la consideró como la sala de la revolución, quizá por lo cercana que ya se hallaba la revolución de mayo de 1810. En este teatro se estrenó El detalle de la acción de Maipú, cuyo autor se desconoce; una obra en la que se glosan con habilidad costumbres populares.
Más tarde estuvo en cartel El hipócrita político, sólo se conoce del autor lo que podrían ser sus iniciales: P.V.A. ; se trató de una comedia urbana, en la que se reflejaba el hogar porteño de la época. También en aquel teatro, se estrenó Túpac Amaru (o La revolución de Túpac Amaru), una tragedia escrita en verso, la historia registra la revolución indígena que se produjo en 1780 en Tungasuka, Perú.

Tiempo después, cuando Juan Manuel de Rosas se hallaba a la cabeza de un gobierno absolutista, apareció la petite pieza El gigante amapolas de Juan Bautista Alberdi; en esta ocasión Alberdi utiliza por primera vez elementos del absurdo y del grotesco en la dramática argentina.
Mientras esto ocurría, diversas compañías europeas visitaban el Río de la Plata en forma continuada. Por otra parte, el circo se desarrollaba bajo la influencia de los ejemplos europeos y latinoamericanos en este género, sobre todo de aquellos que en sus giras incluían a la Argentina.
En 1884 apareció el drama gauchesco Juan Moreira en forma de pantomima en el circo. Este folletín, de Eduardo Gutierrez, que apareció en un diario de Buenos Aires, fue la base de la primera pieza de teatro gauchesco, que más tarde se completó dramáticamente con textos extraídos de la novela (1886).
Este ciclo se cerró en 1896, al estrenarse Calandria de Martiniano Leguizamón.
Por ese entonces Buenos Aires recibía gran cantidad de inmigrantes que llegaban a estas tierras en busca de una vida mejor. Con ellos, y de parte de los españoles, vino el sainete, estilo teatral que dio origen al sainete criollo. Surgió en ese momento, un grupo de autores que se inscribieron en este estilo y que contaban la vida de los porteños en los conventillos, en las calles y en los cafés. Entre ellos podemos citar a Roberto L. Cayol, Carlos M. Pacheco, José González Castillo, Alberto Novión y Alberto Vacarezza.
A partir del comienzo del siglo XX la actividad teatral en Buenos Aires fue intensa. Diferentes compañías estrenaron numerosas obras inaugurándose de este modo la época de oro. Florencio Sánchez, Gregorio de Laferrere y Roberto J. Payró, dieron a la actividad una creatividad poco común.
Todos los estilos aparecen uno a uno, el sainete criollo, la gauchesca, la comedia de costumbre y alcanzaron su más alto lugar con Armando Discépolo. Fueron treinta años de numerosos autores y actores.






http://www.surdelsur.com/teatro/teain/teain1.htm
http://surdelsur.com/cine/cinein/

martes, 3 de agosto de 2010

Premios Nobel de la Paz:

Carlos Saavedra Lamas (1878-1959): Era bisnieto del Coronel Cornelio Saavedra. Fue diputado y Ministro de Justicia e Instrucción Pública (1915) y de Relaciones Exteriores (1932 - 1938), durante la presidencia de Agustín P. Justo. Como Ministro de Relaciones Exteriores presidió la Conferencia de Paz del Chaco, (en la que participaron Brasil, Chile, Perú, Uruguay y los EE. UU.) alcanzándose un acuerdo de armisticio el 12 de junio de 1935 que puso fin a la Guerra del Chaco (1932 - 1935).
En 1936, cuando tenía 58 años, obtuvo el Premio Nobel de la Paz por su labor en pro de la paz en general, pero en particular por haber inspirado el Pacto antibélico Saavedra Lamas, que fue firmado por 21 naciones y que se convirtió en un instrumento jurídico internacional. Además, del papel brillante como mediador para finalizar la guerra del Chaco que enfrentó a Paraguay y Bolivia.
Fue Saavedra Lamas quien convocó a la Conferencia de Paz de Buenos Aires para detener el conflicto.
Fue presidente de la XI Conferencia Internacional del Trabajo, celebrada en Ginebra en 1928, de la Conferencia Panamericana de 1936 y de la Asamblea de la Sociedad de Naciones en 1936. Asimismo, fue rector de la Universidad de Buenos Aires entre 1941 y 1943 y profesor de la misma hasta 1946. Presidió la Academia de Derecho y Ciencias Sociales de Argentina.

Adolfo Pérez Esquivel (1931): Estudió arquitectura en la Universidad Nacional de la Plata, y escultura en la Escuela Nacional de Bellas Artes. En los 60, empezó a trabajar con grupos latinoamericanos cristianos pacifistas. En 1974, fue elegido coordinador general para una red de comunidades latinoamericanas para promover la liberación de los pobres a través de la No-violencia.
Con el Golpe de Estado de 1976 y con la represión posterior, contribuyó a la formación y financiación de los enlaces entre organizaciones populares para defender los Derechos Humanos y apoyar a los familiares de las víctimas de la Dictadura. En 1980 recibió el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos en defensa de los Derechos Humanos. Continuó su trabajo viajando por la mayor parte de países de Ibero América, por Estados Unidos y Europa, denunciando los graves crímenes contra los derechos humanos en el continente americano. Fue recibido por parlamentarios de diversas naciones europeas. Gracias a su iniciativa se iniciaron procesos penales contra la dictadura militar argentina en Italia, España y Alemania.
En la actualidad, sigue luchando en defensa de los derechos humanos alrededor del mundo.


Premios Nobel en Fisiología y Medicina:
Bernardo Alberto Houssay (1887-1971): Estudió Medicina, Farmacia y Bioquímica en la Universidad de Buenos Aires.
Creó el Instituto Experimental de Biología y Medicina, y cofundó la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias. Desde 1943 a 1955, fue organizador y Director del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBIME).
En 1947, fue galardonado con el Premio Nobel en Medicina, por su trabajo de la influencia del lóbulo anterior de la hipófisis en la distribución de la glucosa en el cuerpo, de importancia para el desarrollo de la diabetes.
Entre 1958- 1971, fue Presidente y Mentor del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
En 1970, fue Presidente de la Academia Nacional de Medicina y Presidente del Comité Ejecutivo del 7° Congreso de la Federación Internacional de Diabetes. En 1972, la Organización de los Estados Americanos estableció el Premio Bernardo Houssay, para distinguir a los científicos más prominentes de América.

César Milstein (1927-2002): Se graduó de Químico en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, a los 25 años de edad, y en 1956, recibió su doctorado en Química y un premio especial por parte de la Sociedad Bioquímica Argentina. Obtuvo su primer doctorado como biólogo celular, por su tesis sobre enzimas.
Fue becado por la Universidad de Cambridge donde consiguió su segundo doctorado en 1960, trabajando bajo la dirección del bioquímico molecular Frederick Sanger. Estando en Cambridge a los 36 años, formó parte del Laboratorio de Biología Molecular y trabajó en el estudio de las inmunoglobulinas, adelantando el entendimiento acerca del proceso por el cual la sangre produce anticuerpos. Junto a G. Kölher desarrolló una técnica para crear anticuerpos con idéntica estructura química, que denominó anticuerpos monoclonales. En 1983, Milstein fue nombrado jefe y director de la División de Química, Proteínas y Ácidos Nucleicos de la Universidad de Cambridge. Por su trabajo en el desarrollo de anticuerpos monoclonales obtuvo el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1984.
Falleció el 24 de marzo de 2002 en Cambridge, Inglaterra, víctima de una afección cardíaca, a los 74 años de edad.

Premio Nobel en Química:

Luis Federico Leloir (1906-1987): Estudió Medicina en la Universidad de Buenos Aires. En los años 40 se acercó al Instituto dirigido por Houssay. Por ese entonces, Leloir compartía su trabajo como docente (profesor externo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales) con sus trabajos en el laboratorio.
También estuvo en Cambridge y en el Enzime Research Laboratory, de Estados Unidos, entre otros importantes centros de investigación. A principios de 1948, el equipo de Leloir identificó los azúcarnucleótidos, que tienen un importante rol en el metabolismo de los hidratos de carbono.
Esta investigación abrió el camino para el control de una enfermedad que resultaba fatal para los recién nacidos. Antes de obtener el Nobel, en 1970, Leloir fue distinguido con el Premio de la Sociedad Científica Argentina (1955), entre muchos otros galardones como los otorgados por la Comisión Nacional de Cultura (1944), Bunge y Born (1965), Fundación Gaidner de Canadá (1966) y por la Asociación Química Argentina (1969). Para entonces, ya era director del Instituto de Bioquímica de la Fundación Camponar, creada en 1947.

martes, 13 de julio de 2010

La Bandera Argentina

Historia

La actual bandera de la Argentina está basada en la bandera creada por Manuel Belgrano, quien la diseñó con los colores de la escarapela nacional, celeste y blanca, y que enarb
oló por primera vez en la ciudad de Rosario el 27 de febrero de 1812 para utilizarla en el ejército de su mando (lo cual fue desautorizado por el gobierno).




La Bandera



El 27 de febrero de 1812, Belgrano estableció dos baterías de artillería en ambas orillas del río Paraná, próximas a la entonces pequeña población conocida como Villa del Rosario (la actual ciudad de Rosario). En esa misma fecha, hacia las 18:30 hs, y en solemne ceremonia, Belgrano dispuso que sea por primera vez enarbolada una bandera de su creación (se presume que de dos franjas horizontales, blanca la superior y celeste la inferior). La tradición señala que esa primera bandera izada por Belgrano fue confeccionada por una vecina de Rosario: María Catalina Echevarría de Vidal, y quien tuvo el honor de izar la enseña fue un civil, Cosme Maciel, también vecino de Rosario. En esta ciudad se encuentra el Monumento Histórico Nacional a la Bandera asentado en el Parque Nacional a la Bandera.

¡Soldados de la Patria! En este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional que ha designado nuestro Excmo.

Gobierno: en aquel, la batería de la "Independencia", nuestras armas aumentaran las suyas; juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la Independencia y de la Libertad. En fe de que así lo juráis, decid conmigo "¡Viva la Patria!"


El Gobierno Nacional el 3 de marzo de 1812 prohibió al general Belgrano utilizarla, por razones de política internacional, ordenándole que la ocultara disimuladamente y que la reemplazase por la usada en la Fortaleza de Buenos Aires (la rojigualda). Como Belgrano partió hacia el norte para hacerse cargo del Ejército del Norte, no tomó conocimiento de la orden de desechar la bandera. Luego de avanzar a San Salvador de Jujuy, el 25 de mayo de 1812 celebró el segundo aniversario de la Revolución de Mayo con un Te Deum en la iglesia matriz, durante el cual el canónigo Juan Ignacio Gorriti la bendijo. El 29 de mayo Belgrano informó al gobierno:


(...) el pueblo se complacía de la señal que ya nos distingue de las demás naciones (...)



El Triunvirato amonestó por ello a Belgrano el 27 de junio, quien contestó el 18 de julio diciendo:







La guardaré silenciosamente para enarbolarla cuando se produzca un gran triunfo de nuestras armas.


El 24 de julio la entregó al Cabildo de Jujuy. El triunfo lo obtuvo él mismo el 24 de septiembre de 1812 en la Batalla de Tucumán.

En enero de 1813 Belgrano volvió a confeccionar otra bandera, lo cual fue aceptado por la Asamblea del Año XIII al iniciar sus deliberaciones el 31 de enero de 1813, siempre y cuando fuera sólo usada como bandera del Ejército del Norte, y no del estado.


El 13 de febrero de 1813 después de cruzar el río Pasaje (desde entonces llamado también Juramento), el Ejército del Norte juró obediencia a la Asamblea del Año XIII mientras el Barón de Holmberg sostenía una bandera celeste y blanca.
El 20 de febrero de 1813 se libró la Batalla de Salta, en la cual Belgrano logró un triunfo completo. Esta es la primera batalla que fue presidida por la bandera celeste y blanca, como bandera del Ejército del Norte. Fue usada durante la Segunda expedición auxiliadora al Alto Perú hasta la Batalla de Ayohuma el 13 de noviembre de 1813.





La bandera fue adoptada oficialmente como símbolo de las Provincias Unidas del Río de la Plata el 20 de julio o 25 de julio de 1816 por el Congreso General Constituyente de San Miguel de Tucumán. Es el mismo Congreso que había proclamado el 9 de julio de 1816 la Independencia argentina. En dicho Congreso participaron diputados que representaron a Tarija y otras zonas al norte de Argentina, actual Bolivia. En esa sesión se confirmó el uso de la bandera creada por Manuel Belgrano como la única bandera de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Esta bandera es la que la República Argentina recibió en herencia.

La primera bandera argentina constaba de un cuadro celeste cosido a un cuadro blanco de igual tamaño (las medidas son imprecisas, pues estas banderas eran elaboradas por militares en servicio en circunstancias a veces adversas que no permitían tomar tanto tiempo en la elaboración de un distintivo). Se cambió paulatinamente al diseño de fajas horizontales debido a que en ocasiones las banderas eran de tamaños desproporcionados y debían izarse de formas distintas. La bandera menor citada está dividida en tres franjas horizontales de igual tamaño, de color celeste la superior e inferior, color blanco la central y un sol en la mitad de la franja blanca.






Posteriormente, en 1818 se define a la bandera mayor durante el gobierno de Juan Martín de Pueyrredón, incluyéndole el sol incaico. Este sol aparece en el centro de la bandera. Es un sol figurado con rostro humano, de color oro amarillo con treinta y dos rayos: 16 flamígeros apuntando o "girando" en sentido horario, y 16 rectos colocados alternativamente, según diseño de la primera moneda argentina. Este diseño del sol se debe al orfebre peruano Juan de Dios Rivera (apodado "El Inca", ya que era descendiente de una ñusta), quien adoptó el símbolo del Inti o Sol inca como emblemático de la nación argentina. Manuel Belgrano aceptó este añadido, llamado también Sol de Mayo, ya que en la nubosa y lluviosa jornada (en la ciudad de Buenos Aires) del 25 de mayo de 1810, asomó el sol en el cenit. Esta bandera tenía el color basado en un azul más oscuro.


Banderas históricas de la Argentina

Entre 1812 y 1813, Manuel Belgrano usó varios diseños de banderas, no quedando definitivamente establecido cuál fue su primer diseño. Un modelo con colores invertidos podría ser el primero, conservado actualmente en Bolivia. La bandera bicolor de franjas verticales, que se dice usada por Belgrano, no fue una bandera, sino un gallardete usado por el Ejército de los Andes.


Bandera usada por Belgrano en 1812.

Gallardete usado por Belgrano.

Bandera de 1819 a 1820, cambiado a azul en detrimento del celeste por negociaciones monarquicas.


Bandera de Artigas usada por la Liga Federal entre 1815 y 1820.

Bandera de la Argentina a fines de 1840.


Bandera de la Confederación Argentina (1860)

Bandera civil de la Argentina hasta 1985.


Otras Banderas Argentinas


Bandera conocida como la "propuesta de Pueyrredón", decretada el 25 de febrero de 1818 para la marina de guerra, nunca fabricada, derogada 7 días después.



Bandera de la marina de Argentina, oficializada el 14 de marzo de 1818. La de los buques mercantes era la misma, pero sin el Sol. En 1819 tuvo durante unos meses un tono azul en lugar del celeste, que luego fue restablecido. Se dejó de usar hacia 1820.


Bandera Presidencial Argentina.





Bandera de proa de la Argentina.



Bandera de la Gendarmeria Nacional Argentina.

Bandera de la Prefectura Naval Argentina.





































Primeros pobladores







Los últimos estudios arqueológicos han revelado que el origen del hombre americano es de 40.000 años. Por cierto que hasta hoy, el origen del hombre americano es uno de los grandes enigmas de la arqueología, e incluso ya algunos investigadores colocan el techo un poco más atrás en el tiempo, sosteniendo que el ingreso de los primeros hombres al continente americano se produjo en una franja de tiempo que va desde los 65.000 a los 40.000 a. C.
En líneas generales, los investigadores coinciden en que en esa época, se produjo una migración desde el Asia en dirección al Nuevo Mundo, trasladándose a través de un puente natural formado durante la última glaciación en lo que hoy conocemos como el estrecho de Behring. Al parecer, dicha traslación humana se debió a cambios climáticos que convirtieron a vastas zonas de Asia en desiertos áridos. Fue así que los animales iniciaron el lento camino hacia el este en busca de buenos pastos; obviamente, los hombres fueron tras ellos.
Otros estudios también confirman otra gran migración se produjo entre el 15.000 y 12.500 a.C., como así también otras posteriores, quizá de menor magnitud que aquélla.
Así se fue produciendo el lento desplazamiento hacia el sur, desde Alaska, de incontable cantidad de hombres, todos ellos cazadores y recolectores, quienes poseían una cultura y técnicas similares a las de los euroasiáticos del período paleolítico.
Estas migraciones que penetraron por el estrecho de Behring parecen haber seguido tres rumbos: uno, la costa norte de Alaska y Canadá; otro, los campos ubicados al oriente de las montañas Rocosas; y un tercero siguió la costa del océano Pacífico.
Fue así que unos fueron empujando a otros hasta desplazarse ala América del sur, inclusive de la isla grande de Tierra del Fuego.
En la América del sur las cifras en años son algo menores y demostrarían el lento desplazamiento de norte a sur.
En lo que respecta al actual territorio argentino, las fechas mencionadas para el sur de Chile corresponderían también para nuestra Patagonia (Los Toldos, 10.600 a.C.).
En el caso de Tierra del Fuego, la cultura más antigua no superaría los 6.000 a. C.
Para el noroeste, la más antigua estaría ubicada en la provincia de Catamarca, denominada Ampajango, con una problable datación de 12.000 a. C..
En las Sierras Centrales de Córdoba y San Luis se clasificaron antiguas culturas reunidas bajo el nombre común de Ayampitín. La cueva de Intihuasi, San Luis, reveló que sus restos humanos rondarían los 6.000 a. C.. En la puna argentina se ha localizado otra cultura, conocida como la del Saladillo, llegada allí hacia el 4.000 a.C.
Finalmente, podemos agregar que algunos arqueólogos suponen que gran parte del noreste, Misiones y sus zonas próximas, habrían tenido unos primeros poblamientos entre los 8.000 y 10.000 a.C.
Las culturas aborígenes del noroeste del actual territorio argentino, ocupaban una extensa región que, de sur a norte, comprende a las provincias de San Juan, La Rioja, Catamarca, Tucumán, Salta, Jujuy y una porción de Santiago del Estero. En verdad esta delimitación precisa desde el punto de vista geográfico actual, no lo era por entonces, superando estos aborígenes tanto la Cordillera de los Andes como el norte jujeño.
El sector norte de esta región, esto es la Puna y la Quebrada de Humahuaca tierra de los apatamas y omaguacas, respectivamente , estuvo relacionado con las culturas del altiplano boliviano Tiahuanaco ; el sector central, los llamados Valles Calchaquíes, fueron de neto dominio diaguito calchaquí; en el sector sureste, el que las primeras fuentes españolas denominan como Tucumán, fue tierra de diaguitas que, siguiendo esta dirección hacia Santiago del Estero, convivieron con tonocotés; el área ubicada al sur de los Valles Calchaquíes Catamarca y La Rioja fue asentamiento de capayanes.
Finalmente, destaquemos que el noroeste fue la región culturalmente más trascendente y la que, en mayor o menor grado, recibió claras influencias de las altas culturas andinas, en obvia alusión al Imperio Inca del Perú y al Tiahuanaco boliviano.

Diaguitas y Calchaquíes


Se los conoció con el nombre de cacanos y habitaron los valles de Catamarca, La Rioja, y Salta.
Fueron unos de los pueblos de mayor desarrollo económico de la región, conocían muchas técnicas, entre ellas el empleo de terrazas y andenes montañosos para la agricultura.
Agricultura: conocieron y cultivaron el maíz, el zapallo, porotos y quinoa. Sin duda la agricultura fue un duro desafío para los pueblos de la zona montañosa, pero esta tribu en particular se dio maña para crear andenes en las laderas del cerro. Al tener tan poca agua, debieron construir canales y acequias para el riego, tan eficaces que en algunos lugares se siguen utilizando.
Criaron llamas y guanacos, de los que obtuvieron carne y lana lo que les permitía alimentarse y realizar tejidos de excelente calidad. Solían recolectar frutos, entre ellos la algarroba, y la almacenaban en depósitos subterráneos. Con la algarroba hacían patay y alhoja, sus bebidas alcohólicas por excelencia.
Vivienda: hicieron sus viviendas de piedra, dispuestas en forma de pirca, y no utilizaron ningún tipo de cemento; esta técnica la tenían los pueblos andinos. Las casas no tenían ventanas y el techo era de barro o paja. Sus construcciones fueron monumentales y sus ciudades se defendían por pucarás, que estaban situa-dos en sitios casi inaccesibles.
Organización social: eran polígamos, por lo general la cantidad de mujeres era proporcional a los ingresos del marido, por lo general los únicos realmente polígamos eran los caciques y los nobles.
Costumbres: su vestimenta constaba de una camiseta que llegaba por debajo de la rodilla y en ocasiones se lo ceñían en la cintura para no tropezar. Usaron adornos de metales tales como el bronce y se protegían los pies con sandalias llamadas ojotas. Fueron enormes guerreros y mostraron su fiereza con sus vecinos tanto como con los españoles, para ello creaban hachas de piedra y usaron arcos y flechas.
Arte: trabajaron muy bien la cerámica, usaron tinajas para beber, para almacenar líquidos o para rituales.




Capayanes
Ubicación: se encontraban desde el límite entre La Rioja y Catamarca hasta el río Jachal, en San Juan. Al oeste los limitaba la cordillera de Los Andes y al este llegaron casi hasta el límite entre las provincias de Tucumán y Catamarca.
Tenían como vecinos: al norte a los Diaguitas y al sur a los Huarpes.
Desarrollaron depósitos semisubterráneos para almacenar el maíz, zapallo y otros cultivos.
Vivienda: solían construir su vivienda al pie de un gran árbol cuya copa servía de techo. Las paredes eran de barro y adobe.
Eran expertos constructores de canales de riego, algunos de más de 12 kilómetros de largo.
Costumbres: trabajaron la cerámica creando tinajas, pero sin duda su especialidad fueron las pipas de barro cuya cazoleta tenía forma de cabeza humana.
Los Capayanes quedaron totalmente extinguidos a fines del siglo XVIII.



Humahuacas u Omaguacas
Perfil: ocuparon la parte norte del noroeste argentino, tenían como autoridad a un único cacique, y el más famoso fue Viltipoco, un valiente guerrero que hizo frente aguerridamente a los españoles.
Algunos grupos pertenecientes a los Omaguacas fueron: los Ocloya, Purmamarca, Fiscara y Jujuy.
Criaron llamas y vistieron ropas de lana (esa zona es muy fría por las noches y en invierno), para los pies: ojotas.
Cultivos: al igual que el resto de los pueblos andinos, los omaguacas basaban su economía en la agri-cultura, para ello idearon geniales sistemas de andenes con irrigación artificial. Preparaban la tierra para el cultivo con palas hechas de madera dura o de piedra. Luego, con una maza, rompían los terrones que quedaban. Luego de preparada la tierra, ponían semillas de maíz, papa o quinoa. Esta alimentación vegetariana se complementaba con la caza del guanaco, suri (ñandú) y algunas aves.
Fieros guerreros: sus viviendas eran de piedra y estaban muy bien organizadas con sistemas de pasillos, al igual que los capayanes y cacanos, construyeron pucarás para la defensa. Se dice que los Omaguacas eran tan bravos que sus enemigos les tenían pánico, ya que estos guerreros, cortaban las cabezas de sus enemigos y las colocaban como adorno y advertencia.




Apatamas
Ubicación: habitaron la parte puneña de Jujuy y se relacionaron con los Atacamas de la actual Bolivia. Trabajaban con numeración decimal (como varios pueblos andinos) y guardaron sus víveres en depósitos subterráneos.
Agricultura: cultivaron maíz, papa y quinoa. Las herramientas más comunes fueron las palas, azadones y grandes cuchillos de madera.
Economía: criaron llamas para el traslado de mercadería. La fuente principal de recursos económicos era la sal. El trueque les permitió conseguir carne y fruta que no eran abundantes en la región.
Viviendas: sus casas eran de piedra y no se observan puertas, esto se debe a que los Apatamas entraban a sus recintos por el techo con escaleras de mano. Las construcciones mayores eran con fines ceremoniales.
Vestimenta: usaron la camiseta andina, que en épocas de frío cubrían con poncho, tenían largas fajas para la cintura y en los pies las ushutas u ojotas; en la cabeza usaban gorro de lana que tapaba sus orejas y a veces vinchas, que los más pudientes adornaban con oro, plata o plumas de colores. Se complementaba todo esto con collares, brazaletes, etc.



Lule - Vilelas
Ubicación: originariamente los Lules ocuparon la zona abarcada por los Matacos, quienes los corrieron a su conocida ubicación de la parte noroeste de Santiago del Estero, Norte de Tucumán y sur de Salta (que anteriormente ocupó una cultura llamada La Candelaria).
Los Lules se dividían en Esistiné, Toquistiné, Oristiné, Axostiné, Tamboriné, Guaxastiné y Casutiné. Los Vilelas se subdividían en Chunupí, Pazaine, Atalala, Omoampa, Yeconoampa, Vacaa, Chole, Ipa y Yooc o Guamalca. Los Lule-Vilela tenían características huárpidas: esbeltos y de apariencia agradable.
Hacia fines del siglo XVII se encontraban en el interior del Chaco.
Hábitos alimenticios: fueron nómades, cazadores y recolectores. Cazaron principalmente el pecarí o chancho del monte y la recolección favorita fue la algarroba y la miel silvestre, esta última la obtenían haciendo un agujero en el árbol con una cuña y por allí extraían los panales sin precaución alguna. No trabajaron el riego, sólo debían cavar pozos o esperar la temporada de lluvias.
Vestimenta: debido a la zona templada que habitaban, ellos se desplazaban prácticamente desnudos. Como vestimenta tenían una madeja de hilo a modo de cinturón del que colgaban por delante plumas de ñandú. Las mujeres usaban el mismo cinturón pero en lugar de llevar plumas, se colocaban un delantal de hilo de caraguatá. Usaron pelo largo y sólo lo cortaban en ocasiones de duelo. Usaron los tatuajes en ocasiones especiales.
Fiestas y ritos: tuvieron la presencia del yamán (chamán o shamán). Una de las tantas formas de curar consistía en sangrar al enfermo en la zona dolorida para sacar la mala sangre ocasionada por un espíritu (ayacuá).
Para invocar a la lluvia el yamán aspiraba por la nariz el polvo del cebil, y, una vez en trance, bailaba y cantaba pidiendo, a gritos, la llegada de la lluvia.
Su celebración más importante fue la Fiesta del Diablo, que tenía por objeto ahuyentar los males. Duraba 15 días. En ese lapso los indígenas cantaban y bebían hasta caer en un profundo sueño, para continuar al día siguiente con la celebración.




Tonocotés
Origen: fue un pueblo sedentario que habitó la región comprendida por los llanos santiagueños y en la actual ciudad de Santiago del Estero.
Los españoles los conocieron como Juríes. La primera denominación de Tonocoté aparece en un documento de 1574. Son de origen brasílido, estatura mediana, cara ancha y nariz mediana. Con el tiempo tomaron costumbres andinas, practicando la agricultura, se dedicaron a la caza, pesca y recolección.
Vestimenta: los hombres tenían un delantal corto y collar hecho con plumas de ñandú, también mantas decoradas para cubrir el torso. Las mujeres usaban el mismo diseño pero con tela de llama o guanaco o fibra de caraguatá.
Armas y vivienda: usaron el arco de gran tamaño, tipo amazónico, flechas y macana. Las puntas de las flechas por lo general tenían veneno.
Las viviendas se construían sobre elevaciones artificiales del terreno (túmulos). Eran redondeadas, de material poco duradero y el techo de paja. Alrededor de la aldea construyeron empalizadas.
Telares y alfarería: las mujeres eran grandes hilanderas, pero sin duda, los Tonocotés sobresalieron en la alfarería, hicieron grandes urnas funerarias y pucos, con motivos muy elaborados.
Dioses: Cacanich fue su dios supremo. Para pedir beneficios solían ofrecer dones, sacrificios, mujeres vírgenes o aves muertas. Su rito funerario era muy supersticioso, primero enterraban a los muertos hasta que las partes blandas desaparecieran. Una vez descarnado el cuerpo se lo colocaba en urnas de barro decoradas, para, por fin, enterrarlos debajo de las viviendas.



Yacampis
Fue un pueblo muy antiguo que, según los expertos, habitó en la región noroeste, más precisamente en una pequeña porción de la zona limítrofe entre las actuales provincias de La Rioja y San Juan (Valle Fér-til). Fueron una parcialidad diaguita.
Poco es lo que se conoce de este pueblo debido a que era muy pequeño pero los nombramos para que se-pan de su existencia.
Los pueblos de esta región, (Puenches, Puelches, Huarpes, Comechingones, Sanavirones, etc), muestran pueblos con economías especializadas en la caza de guanacos y ciervos y en la recolección de semillas.
Se calcula su existencia hasta el siglo XVIII.
Pehuenches y Puelches
Datos generales: habitaron el sur de Mendoza y la región cordillerana de Neuquén... Peuhén significa pino y che: gente en lengua araucana, o sea "gente de los pinares".
Algunas tribus que componían el grupo de los Araucanos fueron: Jorjones, Sequelquianes, Saquirgueres y Colcoyanes.
Una de las primeras crónicas de este pueblo data de 1563 y corresponde al chileno Mariño de Lovera quien acompañaba al conquistador Pedro de Leiva. El cronista escribió: "Todos sin excepción son delgados y sueltos, aunque no menos dispuestos y hermosos por tener grandes rasgados ojos, y los cuerpos muy bien hechos y altos".



Puelches de Cuyo
se encontraban al norte de la zona pehuenche y se denominaban Puelches Algarro-beros o de Cuyo (hoy Mendoza).
Vivían en la zona de pedemonte cordillerano. Fueron bautizados con ese nombre por los Araucanos y su nombre significa "gente del este".
Tanto los Pehuenches como los Puelches pertenecían al grupo Huárpido. La primera referencia de los Puel-ches Algarroberos la hizo en 1594 Miguel de Olavarría.
Forma de vida: Puelches y Pehuenches eran cazadores y recolectores. Se alimentaron de guanacos y ñandúes, más tarde, con la llegada de los españoles, comieron caballos.
Las armas utilizadas fueron el arco, las flechas y las boleadoras, más tarde, por influencia de los araucanos, usaron lanzas. Entre las semillas que recolectaron encontramos la algarroba, el molle y los piñones de la araucaria. Los Pehuenches hicieron del piñón su alimento principal: de ellos extraían una harina para hacer pan y también, fermentados, obtenían una bebida alcohólica similar a la chicha.
Los Puelches tenían la algarroba como dieta principal; de allí lo de "algarroberos".
Vivienda y vestimenta: vivieron en toldos de cueros sostenidos por ramas. Estos toldos se situaban cerca de los bosques para tener a mano los frutos. Su vestimenta era de cuero combinado con plumas, aros de cobre o plata (imitado a los araucanos) y pintura en la cara, brazos y piernas: para indicar duelo, guerra, etc.



Huarpes
Etnias huarpes: Se dividieron en tres grandes grupos, según la ubicación geográfica: Norte (San Juan): Huarpes Allentiac, Sur (Mendoza) Huarpes Milcayac y Este (San Luis) los Huarpes Puntanos.
Los huarpes se extinguieron hace mucho tiempo, pero los relatos de los conquistadores y hallazgos arqueológicos permitieron acercarnos un poco a su cultura. El padre Lizárraga, quien atravesó el territorio huarpe en el siglo XVI, nos cuenta que eran muy altos y delgados; otro cura, el padre Ovalle agrega diciendo que eran muy atléticos.
Dos aspectos sociales muy curiosos sobresalieron en esta cultura: el levirato: al morirse el marido, la viu-da y los hijos pasan a depender del hermano menor del fallecido, y el sororato: al casarse el varón adquiere el derecho de casarse con las demás hermanas menores de la novia.
Costumbres generales: el imperio incaico con el Inca Pachacutec a la cabeza logró su máxima expansión en el siglo XV. En su conquista sometieron a los huarpes, quienes adoptaron muchas de sus costumbres, tales la vestimenta y los cultivos de maíz y quinoa; estas influencias no hicieron abandonar prácticas muy arraigadas como la caza y la pesca.
Con respecto a la pesca, utilizaron una balsa hecha con junco o totora fuertemente atados que impulsaban con una larga vara que manejaban parados en su parte posterior. Pescaban con una lanza.
Vivienda: la vivienda variaba de acuerdo al microclima donde se encontraba: en los cerros eran de piedra y en el pedemonte de barro y paja.
Arte: Emplearon figuras antropomorfas para alfarería o tallados de piedra; hicieron pictografías (An-tofagasta de la Sierra) pero sobresalieron en la cestería.
Religión: Creían en una divinidad central llamada Hunuc Huar, también adoraron al sol, la luna, los ríos y los luceros. Cuando morían eran colocados decúbito dorsal y con la cabeza dirigida hacia la Cordillera, lugar donde moraba Hunuc Huar.



Olongastas
Ubicación y datos generales: habitaron la zona comprendida entre los llanos riojanos y la región contigua, de las actuales provincias de San Juan, San Luis y Córdoba. Fueron un pueblo sedentario, agrupado en pequeños poblados y formando comunidades. Recolectaron la algarroba para fabricar la chicha y el patay.
En 1591, con la llegada de los conquistadores, fueron distribuidos en poblados vecinos.
En 1782 ya habían sucumbido.
Vivienda: Hicieron sus viviendas con barro y paja.
Armas: Sus armas fueron el arco, las flechas y la bola perdida (una sola bola atada con una correa).
Utensilios: hicieron morteros para moler los granos.



Comechingones
Hombres barbudos: su nombre significa "morador de cuevas" .
Hacia 1543 Diego Fernández, cronista de Diego de Rojas, describe a los Comechingones de las sierras cordobesas.
Lo que más le llamo l a atención a Fernández, fue que estos indígenas usaban barba. La pilosidad es una característica de la raza huárpida y no es cumún en otros grupos de américa. Los describió "de alta estatura y de mayor pilosidad y pigmentación que otros indios...".
Economía: tenía una base mixta. Por un lado el cultivo y por el otro la caza y recolección.
Trabajaron la tierra y criaron llamas. Sembraron maíz, poroto, zapallo y quinoa. Los granos eran molidos en morteros fijos excavados en plena roca.
La base del menú eran los guanacos, ciervos y liebres, los frutos de la algarroba y el chañar.
Costumbres: vivieron en casas semisubterráneas, se trata de grutas y abrigos naturales que hallamos en la región serrana.
Otro cronista de Diego de Rojas: Pedro Cieza de León nos describe las viviendas de los comechingones que tomaron contacto con los europeos: "cavaban las casas en tierra hasta que ahondando en ella quedaban dos paredes naturales, las armaban luego con madera y las cubrían con paja".
La vestimenta comechingona tenía gran influencia andina: su camiseta y manta elaboradas con lana de llama, adornados con varillas o vinchas.
Las distintas partes de una comunidad estaban comandadas por un cacique.
Otras características: trabajaron la cerámica con figuras geométricas simples. Moldearon la piedra para confeccionar hachas, puntas de flecha y raspadores para curtir las pieles. Sobresalieron en las pinturas rupestres. Con el tiempo y luego de la fundación de Córdoba, los españoles impusieron el quechua para entenderlos más facilmente, y los comechingones, ya abatidos, fueron perdiendo sus costumbres hasta dejar-las en el olvido.


Sanavirones
Ubicación: podemos ubicar a esta cultura en la depresión de la laguna de Mar Chiquita, en Córdoba.
Étnicamente pertenecían al grupo Amazónido
Economía: adaptaron sistemas andinos de cultivos, a los que complementaron con caza, pesca y recolección. Entre las armas utilizaban la macana, que era una especie de garrote con protuberancia en un extremo.
Costumbres: las numerosas excavaciones realizadas sacaron a la luz numerosos trabajos de alfarería que ponían de manifiesto dos tipos de cerámica. Los Sanavirones vivieron en casas muy grandes donde cabían hasta quince soldados con sus respectivos caballos. Se construían con vegetales y cada una albergaba a va-rias familias.
Las viviendas se reunían en pequeños grupos que se rodeaban de cardones y otras arboledas espinosas que servían de protección.
Su extinción tuvo lugar hacia el siglo XVII.
Guayaquíes, Guaraníes, Charrúas y otros, pertenecen a la familia lingüistica Tupí-Guaraní, y abarcó gran parte de América del Sur. Ocuparon desde el río Amazonas hasta el río de la Plata. Es una de las pocas culturas que logró mantener su idioma, el guaraní, hasta nuestros días.



Guaraníes
Pertenecieron a la raza amazónida y se clasificaron en:
• Guaraníes de las islas o Chandules: se establecieron en las islas del Delta del río Paraná y en ambas costas.
• Guaraníes del Carcarañá: en la actual provincia de Santa Fe, en la desembocadura del río Carcarañá.
• Guaraníes de Santa Ana: los denominaron así los españoles por hallarlos en la región llamada Santa Ana, en el norte de la actual Corrientes.
• Cáingang o Cainguás: del interior de la provincia de Misiones, Corrientes y Entre Ríos; y en Uruguay hasta la altura de la actual ciudad de Concordia.
• Los Chiriguanos: se afincaron en el Chaco salteño y en el territorio boliviano.
Economía: se dedicaron mayormente al cultivo de la tierra. La caza, pesca y recolección fueron secundarias.
Cultivaron la mandioca, zapallos, batata y maíz. En el Delta, debido a la humedad del clima, sustituyeron el cultivo por el del maíz. Aunque trabajaron la tierra, nunca desarrollaron técnicas avanzadas por lo que se los denomina agricultores inci-pientes.
Costumbres: acostumbraban al cola yuta: sin vestidos. Las mujeres usaron taparrabos llamados tanga, más adelante, con la conquista, se impuso el tipoy, una especie de camisola sin mangas con dos aberturas laterales para pasar los brazos.
Hombres y mujeres se pintaron el cuerpo, por lo general para la guerra, para galantear, etc. Los varones usaron plumas en la cabeza, brazos y tobillos.
Obedecían a un cacique que ascendía hereditariamente; eran polígamos, pero como era obligación dar todas las comodidades a las mujeres, sólo ejercían los más acaudalados.
Viviendas: al ser sedentarios podían construir grandes casas comunitarias hechas con troncos y hojas y en ella habitaban varias familias relacionadas. Las aldeas se formaban con 4 y hasta 8 casas, y se rodeaban con empalizadas.
En las regiones guaraníes del norte, las casas eran más pequeñas, cilíndricas y con paredes de barro y paja.
Guerreros: usaron arco, flecha y macanas. Los arcos, tal la cultura amazónidas, eran gigantes, y llegaron a medir hasta 2 metros de largo. Las flechas de guerra eran realizados con huesos humanos.
Los guaraníes usaron para sus viajes grandes canoas.
Religión: eran monoteístas y su dios fue Tubá, creador de todo lo existente. También fueron animistas, o sea que el mundo de los vivos estaba rodeado por espíritus buenos o malos que aparecían bajo formas humanas o animales.
El chamán era el brujo de la tribu y tenía gran poder. Actualmente, las tribus amazónidas siguen considerando al chamán com una fuente de respeto y poder.
Los cadáveres eran depositados en grandes tinajas de barro; luego ponían sus efectos personales y al final la cerraban con un plato y enterraban la urna.



Charrúas

Datos generales: tuvieron 2 momentos claves: hasta la primera mitad del siglo XVII y desde allí hasta mediados del siglo XIX, época en que desaparecieron. La diferencia entre ambos momentos fue el dominio del caballo, como instrumento de transporte, caza y guerra.
Los del primer período se dedicaban sobre todo a la caza de venados y ñandúes. Usaron las boleadoras (de 2 y 3 bolas).
Usaron grandes canoas para la pesca. Con la llegada del caballo emplearon lanzas de varios metros de lar-go.
Viviendas: era muy particular: constaba de 4 estacas colocadas de manera que formaban un cuadrado abierto por delante y sin techo; las paredes eran esteras de juncos entrelazados, colgadas de travesaños que sostenían las estacas.
A partir del siglo XVII construyeron sus chozas con ramas arqueadas y cubiertas con cueros de caballo o vaca. Su cama era un cuero en el suelo.


Vestimenta: usaron mantos de piel como los indios patagones del sur del país. Se denominaron qui-llangos (quiyapi). Los usaron con el pelo hacia adentro y el la parte exterior pintada con figuras geométricas. Lógicamente los quillangos eran para el invierno. En verano usaron un delantal de cuero o algo-dón. Como ornamento, usaron un tabique en la nariz, pintura y tatuajes.
Las culturas de la región del Chaco, fueron grandes conocedoras de todos los secretos del monte, grandes jinetes, fueron temibles guerreros; a ellos pertenecieron los Guaycurúes, Matacos y otros.



Guaycurúes
Eran un grupo de pueblos indígenas de origen patagónido.
Ellos se dividen en: Abipones, Mbayaes, Payaguaes, Mocovíes, Tobas y Pilagaes. De estos grupos actualmente sobreviven los Mocovíes, Tobas y Pilagaes: en Chaco y Formosa
Abipones: se ubicaron en las riberas norte del curso inferior del río Bermejo. Según el padre Dobrizhoffer los Abipones se dividieron en 3 grupos: (Rikahé: gente de campo - Nakaigeeterhé: gente del bosque - Jaaukanigá o Yaaukanigá: gente del agua).
La llegada de caballos cambió los hábitos de los abipones, en especial incrementó sus instintos guerreros. Primero atacaron los indígenas vecinos y luego los asentamientos blancos.
Guerreros mocovíes: habitaron la zona de Santiago del Estero y fueron igual de belicosos que los abipones. Entre los ataques a las colonias españolas, sufrieron sus embates Salta, San Miguel de Tucumán y hasta Córdoba. A comienzos del siglo XVII se radicaron en el sur del Gran Chaco y fue Santa Fe su blanco predilecto.
Los Tobas: ocuparon casi toda la provincia de Formosa. Como los otros pueblos Guaycurúes, adoptaron el caballo a lo largo del siglo XVII.
Dejaron sus hábitos sedentarios y se convirtieron en nómades montados. Según el lugar en que se encontraban los Tobas adoptaron diferentes nombres: Tobasminí (pequeños tobas): habitaron el Chaco Paraguayo, Tobas-Guazú (grandes tobas): habitaron la región argentina, Pilagaes: continúan viviendo en la parte central de Formosa, sobre la margen derecha del río Pilcomayo, en la anegadiza región del estero Patiño, otros pueblos fueron: los Takshik, Lañagashik y los Shiuwik.
Datos generales: eran de gran estatura y de fuerte complexión física, tal los grupos patagónidos.
Las distintas se organizaban en grupos o bandas, de unas cien personas, dirigidas por un cacique; este cacique era colaborado por un consejo de ancianos. Era un cargo hereditario siempre y cuando el hijo mayor de éste se destacase como orador y guerrero. La tierra fue de propiedad común y cada tribu tenía un territorio de caza, cuyos límites eran respetados rigurosamente


Economía: su principal actividad fue la recolección y los frutos a recoger dependía de la región: los pilagaes buscaban el fruto del algarrobo, del chañar, del mistol, la tusca y el molle; a veces el higo de tuna, ananás silvestres, porotos del monte, cogollos de palmeras y algunas raíces.
Distintos hábitos: el padre Canelas, sacerdote que convivió con los Mocovíes en el siglo XVIII, contó un curioso caso: se alimentaban con langostas, y cuanto más pequeñas, mejor. Las langostas fueron una plaga, y ellos mataban las más grandes simplemente ensartándolas con una vara; a las pequeñas las guarda-ban en botijos especiales y - al llegar a la aldea - se las colocaba en un recipiente con poca agua, hasta que se convertían en una especie de margarina que posteriormente calentaban.
Fueron expertos cazadores y pescaron con arco y red.
Las armas guaycurúes fueron el arco, la flecha con punta de madera o hierro, la lanza de hasta 4 metros y la macana.
Vestían chaquetas de cuero y usaron las boleadoras para cazar ñandúes. Usaron arpones para guerrear.
Valentía: fue su máximo orgullo. Para un bravo eran todos los privilegios, los forasteros sabían de su va-lor cuando veían las cabezas de sus enemigos muertos, clavadas en picas, delante de sus chozas. Iban a la guerra por diversos motivos: económico: obtenían ganados y esclavos, venganza: para cobrarse un ataque, sorprendían al enemigo tomando prisioneros, y gloria personal: vencer a un enemigo poderoso era lo máximo para este pueblo, allí la explicación de excursiones a provincias como Jujuy.
Familia y religión: eran básicamente monogámicos, pero los caciques practicaron la poligamia. Los Tobas entregaban una especie de dote, mientras los Abipones, compraban a la novia.
Fueron animistas (animales u objetos animados por espíritus que habitan en ellos) y usaron la magia para la cura.



Wichís (Matacos) y Chorotís
Cabe hacer una aclaración, fueron llamados mataco por los españoles. Es palabra castellana vieja que significa “animal de poca monta... sin importancia”. Wichí en nomenclatura etnográfica significa GENTE".
Ubicación y datos generales: hace 100 años las aldeas matacas y chorotís se encontraban a lo largo de los ríos Pilcomayo, Bermejo, Teuco, Yeguá y Vega Quemada; en la actualidad habitan el oriente de la provincia de Salta y occidente de Chaco y Formosa.
Los Mataco-Maccá agrupan a los Matacos (Wichis), Chorotís, Ashluslay y Maccaes.
En el territorio argentino sólo quedan Matacos y Chorotís.
Son del tipo racial patagónido con influencia andina y brasílida.
Su economía era básicamente de recolección y de pesca.
Armas y algo más: para pescar usaron el palo bobo, un palo hueco, de unos cinco metros de largo, y se componía de una vara en cuyo extremo se ataba una varilla de palo blanco sobre la que se colocaba la punta del arpón; esta punta podía ser de cuernos de vaca o de venado.
Algunas otras armas fueron la macana, el arco, flechas y la lanza.
Vivienda y hábitos alimenticios: era una choza de forma cupular hemisférica hecha de ramas y paja y medían 3 metros de diámetro por 3 de alto. No tenían puertas.
Solían comer carne, por lo general mal asada, charqui de pescado, frutas de algarrobo, poroto del monte y la sal, cuando escaseaba, la obtenían de los europeos o en comercio con tribus vecinas.
Pequeños vicios: además de las bebidas, el gran vicio de estas tribus fue el tabaco, secaban las hojas al fuego y luego, desmenuzándolos entre las palmas de las manos, lo fumaban en pipas, que podían ser de madera o de barro cocido.
Vestimenta y creencias: usaron el clásico quillango patagónico, hecho con pieles de nutria, venado o zorro, cosidas entre sí; la parte peluda iba para adentro.
Creyeron en numeroso espíritus que llamaron wichis, los chamanes (brujos), obtenían su poder de ellos.
Creían que los espíritus habitaban en los alto de los árboles de la selva. Tan es así, que los cadáveres se depositaban en una plataforma construida en las copas de los árboles. Tenían el cuerpo hasta que se des-carnaba y luego ponían los huesos en una fosa hasta que quedaran limpios, una vez pelados del todo los huesos, los depositaban en urnas funerarias.
Creían que la muerte era producto de un maleficio. Los deudos damnificaban la pérdida con la venganza o con el quebrantamiento del cadáver con un palo o hacha para matar al mal espíritu que se había metido en el cuerpo.



Chiriguanos
Llegada: entraron al Chaco Salteño a mediados de 1500, superponiéndose a los pueblos de origen andino que ocupaban el territorio. Llegaron a la zona con el conquistador portugués Alejo García. Los chiriguanos, de origen brasílido, adoptaron las culturas andinas, más fuertes y sofisticadas.
Organización económica: se basó principalmente en la agricultura, y cultivaron el maíz, porotos, calabazas, mandioca dulce, sorgo, melones y algunas frutas. Para ahuyentar los loros de las sementeras ponían sobre estacas las máscaras de carnaval que deshechaban después de las fiestas. Para almacenar las cosechas, construían graneros sobre pilotes.
Vivienda: las primeras viviendas chiriguanas fueron de planta circular con techos cónicos; dentro de la choza entraban hasta un centenar de individuos, a fines del siglo XVIII, se observa un cambio en las viviendas adoptando otras más peque-ñas de planta rectangular con techo a dos aguas; las paredes eran de palo a pique y barro mezclado con paja, mientras que la techumbre era sólo de paja.
Estas chozas rodeaban una plaza formando la aldea.
Política: tenían jefes poderosos con poder casi absoluto y se diferenciaban: los que gobernaban una aldea de los que lo hacían con un grupo de aldeas; la jefatura era hereditaria y la genealogía de los caciques se recordaba hasta la 3a o 4a generación. Además de gobernantes, los caciques eran jueces, jefes de guerra y únicos poseedores de la tierra.
Religión: estuvo muy ligada con la de los Tupí-Guaraní. El personaje más importante era el payé o médico, la enfermedad se consideraba causada por envenenamiento y para curarla, el payé entraba en trance para que su espíritu desencarnado destruyera el alma del individuo mal intencionado que atacaba a su paciente. Los cadáveres se enterraban dentro de grandes urnas.


Los Tehuelches o Patagones
Estos pueblos ocupaban hacia el siglo XVI la región que iba desde el Río Colorado hasta los canales fueguinos.
Se dividían en dos grandes grupos como resultado de distintas adaptaciones regionales, al norte se encontraban los Puelches - Genáken que eran cazadores terrestres, especialmente de guanacos y ñandúes siendo su arma clásica la boleadora.
Al sur se situaban los chonecas que combinaron la caza con la pesca y la recolección en las zonas costeras.
Los chonecas fueron bautizados por los españoles con el nombre de patagones.
Las familias se reunían en grupos mayores llamados parcialidades de alrededor de cuatrocientas personas, gobernados por un cacique.



Los Araucanos o Mapuches
Hace 250 años aproximadamente, los araucanos, originarios de Chile, atravesaron la cordillera de los An-des e ingresaron a la Patagonia atraídos por la abundancia de caballos.
Estos habían sido introducidos en el Río de la Plata por la expedición de Pedro de Mendoza que los abandono, estos animales encontraron en nuestra pampa abundantes pasturas y aguadas para reproducirse con facilidad.
En Chile estos aborígenes tenían una vida sedentaria, con una economía basada en la agricultura y la recolección, al adoptar el caballo modificaron sus costumbres dedicándose a la caza y el saqueo propio de las culturas ecuestres.
También el uso del caballo les posibilitó una gran resistencia a la dominación del hombre blanco.
Se agrupaban en tribus numerosas a menudo rivales, cuyo poder fue en aumento a medida que absorbían a pampas y patagones.
Alcanzaron cohesión y cierta organización política.
Las tribus más destacadas entre los araucanos fueron la de los pehuelches, asentada en la zona cordillerana entre los ríos Diamante y Limay y la de los ranqueles al este del río Salado y las Salinas Grandes.



Los Pampas o Querandíes
Su hábitat lo constituyó la llanura pampeana y fueron estos los aborígenes que entraron en contacto con los primeros fundadores de Buenos Aires, proporcionándoles alimento.
Se dedicaban a la caza de guanacos y ñandúes, también practicaban la pesca en ríos y arroyos y recolectaban cardos y abrojos para completar su alimentación.
Usaban arco, flecha y boleadoras y al igual que los araucanos cambiaron sus costumbres al adoptar el caba-llo.



Los Yamanas, Alacalufes y Onas
Habitaban los canales e islas de Tierra del Fuego.
Estos aborígenes representaban un grupo muy adaptado al medio marítimo, hay vestigios de su existencia desde hace ocho mil años.
Practicaban la caza siendo sus presas favoritas los lobos marinos y las aves; pescaban con arpones de hueso y redes o líneas de tendones de guanaco, también practicaban la recolección de moluscos. Las canoas constituyeron el medio de desplazamiento más adecuado.
Sus viviendas eran tiendas transportables, construidas con cueros de animal y troncos de árbol para facilitar así el transporte de ellas cuando la búsqueda de presas así lo requería.
Para calentarse prendían grandes fogones, cuando la expedición de Hernando de Magallanes atravesó el estrecho y vio las grandes fogatas bautizó a la región con el nombre de Tierra del Fuego.
Las antiguas y poderosas civilizaciones que abarcaron la extensión del territorio argentino fueron desapa-reciendo, algunas sin dejar rastro. Entre las 14 naciones indígenas sobrevivientes, un grupo de sus inte-grantes tomaron el camino de la docencia para concientizar a la sociedad de su existencia, esa labor invi-sible pero incansable dio sus frutos: en la Constitución Argentina fueron incorporados los derechos indí-genas.
Centros y Organizaciones Aborígenes en Argentina
• Centro Indianista de Rosario: Santa Fe.
• Centro Indianista Hunuc Huar: San Juan.
• Fundación Inti-Raymi: Jose C. Paz, Bs.As.
• Comunidades Indígenas de Quilmes: COINQUI, Quilmes, Tucumán.
• Centro Mapuche de El Bolson: S.C. de Bariloche, Río Negro.
• Centro Mapuche de Epuyen: Chubut.
• Cóndor Jaire: La Plata, Bs.As.
• Centro Cultural Mawo-Pelaj: Embarcaciones, Salta.
• Instituto de Comunidades Aborígenes: ICA, Formosa.
• Federación Indígena del Neuquén: Neuquén.
• Federación Indígena de Formosa: Formosa.
• Federación Indígena del Chaco, Parlamento de Cabanaro y Sáenz Peña: Chaco.
• Reivindicación Cultural Inca: RCI, Tres Cruces, Jujuy.
• Cooperativa Collasuyu: Santa Catalina, Jujuy.
• Centro Colla: Barrio Hermoso, Salta.
• Cooperativa Wichi: Rivadavia Banda Sur, Salta.
• Comunidad Amaicha del Valle: Tucumán.
• Centro Florentino Marinao: Chubut.
• Comunidad Toba "La Tigresa": Formosa.